Uno de los mitos que se ha extendido en torno a la cultura casual es el
hecho de que desde sus propios inicios, todo el mundo tenía conciencia
de que eran “casuals”, y así se proclamaban en público.
Esto es
absolutamente falso, ya que en los inicios de la cultura casual se
llegaron a utilizar diferentes apreciaciones para definir al grupo de
jóvenes que dieron comienzo a esta cultura urbana ligada a las gradas de
los estadios de fútbol. Scallies (si nos situábamos en la zona de
Liverpool), Perrys (en el caso de sus vecinos de Manchester) o Casuals
(expresión que se utilizó poco a poco de manera común en las zonas
anteriormente mencionadas y en el sur de las Islas) fueron los términos
que se vinieron utilizando a finales de los 70.
Como en los
inicios todas las culturas urbanas inglesas, al principio no se tenía
una conciencia de pertenecer a algo concreto y definido, fue el
crecimiento y desarrollo de esta cultura urbana lo que les imprimió
“conciencia de pertenecer a algo” a sus iniciadores.
Al contrario
de lo ocurrido con otras culturas urbanas, caso de la skinhead, con un
origen focalizado en un lugar concreto (a pesar de su posterior
extensión), la cultura casual nació y se desarrolló casi de forma
simultánea en zonas diferentes de Inglaterra, lo que le dotó de una
particular personalidad y le imprimió unos rasgos diferentes, en función
de la zona en la que estuviésemos hablando.
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